No hay ningún programa de alimentación que pueda utilizarse de forma general para todos los potros y caballos y garantice el éxito. Aquí un ojo experimentado para juzgar los requisitos de cada caballo es imprescindible. Además, hay que tratar a cada caballo de forma individual, prestando especial atención al diseño y puesta en práctica del programa de alimentación. Por ejemplo, un potro de 15 meses puede requerir entre 4 a 5 Kg. al día de pienso hasta alcanzar el nivel deseado de condición física, sin embargo, este mismo programa de alimentación puede resultar desastroso para otro potro. Se debe tener en cuenta la edad del caballo, el tamaño de su esqueleto y su condición corporal, si hace falta que gane más o menos peso y/o masa muscular, así como la disponibilidad y calidad del forraje.

La alfalfa es un alimento con un alto contenido en proteínas y no debe ser utilizada como fuente única de forraje

Es muy importante que el programa de alimentación para cada caballo sea reevaluado cada dos semanas durante el período de preparación intensiva. Cuando los caballos comienzan un programa de ejercicios, a menudo requieren una “puesta a punto” para conseguir un aspecto excelente. Es fácil alimentar al caballo por encima o por debajo de lo correcto en estas circunstancias.

Henificacion y recoleccion de forraje. Imagen vía: Pinterest @rutacabaneros

Empezar con forraje

El forraje debe ser el centro del programa de alimentación para todos los caballos. Gran parte del forraje ingerido, corresponde a la cantidad de pasto que toma el animal, que depende directamente de la cantidad y densidad de pasto disponible en la yeguada.

Otra consideración a tener en cuenta es el tiempo que permanecen sueltos en el pasto. Cuando comienza la preparación, normalmente se disminuye el tiempo que permanecen pastando para prevenir los daños del sol (aclaración del pelo, etc.). Por lo tanto, en este momento necesitarán un añadido de heno o sustituto de heno en su dieta.

El forraje debe ser el centro del programa de alimentación para todos los caballos.

El tipo de forraje elegido, dependerá de lo que está disponible en la región y de la condición del potro. Si el principal objetivo es que el potro gane condición física, lo mejor es proporcionar un forraje de alta calidad.

Parque Natural de Doñana. Imagen: Vía Pinterest

El forraje de alta calidad es el heno que se corta joven, ya que tiene un contenido más alto de energía y proteínas y un contenido inferior de lignina (parte no digerible), que el forraje más maduro. Esto tiene dos consecuencias considerables. En primer lugar, un contenido alto en energía significa que es necesario reducir la cantidad de cereales o concentrado de cereales para satisfacer las necesidades del caballo. Por ejemplo, el heno de alfalfa de buena calidad tiene 1,2 Mcal de energía digerible (ED) por cada 500 gramos, mientras que el heno de prado tiene 0,6 Mcal de energía digerible (ED) por cada 500 gramos. En segundo lugar, si el heno proporcionado es de alta calidad y tiene un bajo contenido en lignina, es menos probable que el caballo desarrolle el aspecto “panzudo” tan habitual en animales alimentados a base de henos maduros o paja.

La alfalfa es un alimento con un alto contenido en proteínas y no debe ser utilizada como fuente única de forraje. Es mejor mezclarla con otros tipos de forraje como su pasto habitual, heno de prado o paja.

Algunos potros pueden llegar a engordar demasiado cuando son alimentados con heno cortado muy joven. Esto les ocurre especialmente a las potras, porque tienden a engordar más rápido que los potros.

Y después: algo de pienso

Imagen: vía Pinterest @trevorwozencrof

Cuando tenemos que elegir los cereales o el pienso para alimentar a un potro que va a ser presentado, es muy importante evaluar todos los nutrientes suministrados por la dieta total, esto debe incluir todo lo que va a consumir el caballo incluyendo el forraje y pasto, no sólo el porcentaje de proteína cruda del pienso (que suele ser lo habitual). Se empieza con una dieta correcta y después se ajusta según donde tengamos que llegar con ese potro en particular.

Los potros de un año, necesitan, en general, entre un 13% y un 14% de proteínas totales en su dieta y cantidades adecuadas de macro y micro-minerales, grasas y vitaminas hidrosolubles. Luego si tienen que engordar, aumentar masa muscular o apoyar su desarrollo en general, hay que manipular el equilibrio de nutrientes, especialmente las fuentes de proteínas y los aminoácidos esenciales. No es cuestión de aumentar solamente el nivel de energía.

La avena o combinaciones de avena y cebada pueden ser una buena base para la alimentación del caballo, pero hay que recordar que no existe avena ni cebada que tenga un nivel adecuado de proteínas, aminoácidos, calcio, cobre, zinc o magnesio, ni de vitaminas A ni D. Así que, si utiliza la avena como base en la dieta hay que equilibrarla con un corrector específico para cereales en la cantidad adecuada según el forraje que se utilice.

El uso de piensos diseñados para caballos en crecimiento también puede ser un buen acompañante a un forraje de calidad. Estos alimentos están formulados teniendo en cuenta la cantidad y el tipo de forraje que va a ser consumido por el caballo. De acuerdo con esto, el concentrado es formulado para incluir la cantidad suficiente de nutrientes esenciales (selenio, calcio, etc.), para que cuando se administre heno y/o pasto todas las necesidades de nutrientes se encuentren satisfechas.

La cantidad de pienso a proporcionar, dependerá de la condición corporal del caballo, la cantidad de ejercicio que realice y la disponibilidad del pasto. Para aumentar la condición corporal del caballo, hay que dar más energía que la necesaria para cubrir los requisitos nutricionales usuales. Así ganará algo de peso.

En general, la mayoría de los potros de un año preparados para la venta, reciben entre 3 Kg. a 5 Kg. de pienso al día, durante unos 60 – 90 días antes de la venta. A los potros se les suele dar más cantidad que a las potras, ya que necesitan más cantidad de alimento para conseguir un nivel similar de forma física.

Alimentación con grasas

Otra consideración a tener en cuenta es la composición del pienso.

Tradicionalmente hemos alimentado con mucho grano a los caballos más jóvenes (los granos de cereales tienen entre un 50 – 70% de almidón). Sin embargo, una cantidad excesiva de almidón en la dieta puede resultar problemática, ya que debido a las alteraciones que produce en de la flora bacteriana del intestino, aumenta el riesgo de padecer cólico o laminitis. Además, está ampliamente probado que altos niveles de almidón en la dieta involucran problemas de crecimiento.

Una manera más segura de aumentar el nivel calórico y almacenarlo, es alimentar con grasas y fibras altamente energéticas, (por ejemplo, pulpa de remolacha, alfalfa y soja), junto con forrajes de alta calidad. Pero si quiere utilizar la pulpa de remolacha hace falta un manejo de cuadra muy fiable. Hay que remojarlo en agua lo suficiente para que se deshaga, pero si se deja demasiado tiempo, fermentará y podrá causar trastornos intestinales.

Casi todos los caballos preparados para la venta reciben un añadido de grasa en su dieta, esto es beneficioso, principalmente por tres motivos:

  • En primer lugar, aumenta de manera segura el contenido de energía en la dieta y esto es necesario cuando el objetivo final es aumentar de peso.
  • En segundo lugar, el uso de aceite disminuye la cantidad de almidón a ingerir porque se puede reducir la cantidad de grano en la dieta.
  • Y por último mejora el brillo del pelo.

Los ácidos grasos esenciales (linoléico y alfalinoléico) se encuentran en ciertos aceites vegetales (soja, maíz, canola o aceites de semilla de lino) y parecen jugar un papel importante en la mejora del pelo.

Como alternativa, también se puede añadir grasa directamente sobre la dieta base, entre unos 50 y 100 gramos de aceite vegetal al día, lo que puede producir una notable mejora en el aspecto del pelo en unas pocas semanas. Por lo tanto, si se lleva a cabo un cuidado intensivo, el aceite vegetal tendrá un efecto beneficioso en el pelo del caballo, haciendo que esté más brillante en el momento de la venta.

Los piensos con grasas y fibra que están actualmente en el mercado, contienen entre el 8 y el 10% de grasa (a veces incluso más) y entre el 10 y el 15 % de pulpa de remolacha u otra fibra fermentable como cáscaras de semilla de soja.

Aparte de cuidar la composición del pienso, todos los cambios en la dieta deben realizarse de forma gradual para prevenir problemas digestivos como diarrea o cólicos.

Músculo, no grasa

Los caballos que ingieren mucha cantidad de alimento y por lo tanto calorías, y no realizan un ejercicio regular o diario, tenderán a ganar peso en forma de grasa, pero no en forma de músculo. Por lo tanto, para conseguir unos buenos resultados en concursos morfológicos, además de llevar a cabo un programa de alimentación, es necesario hacer un programa de trabajo o ejercicio también con cierto grado de individualización.

Durante la fase de preparación, es también necesario acompañar al trabajo y la buena nutrición con la preparación de la cola y crines, y proteger al caballo del sol, conviene utilizar champús y acondicionadores especializados según el color de su capa etc. Si hace frió, o si no se ha caído totalmente el pelo de invierno, puede que venga bien utilizar una manta. También, si el morfológico cae en época de frió, viene bien utilizar una manta antes de tiempo para retrasar el crecimiento del pelo. Si hace falta esquilar, es mejor hacerlo cuanto antes, ya que es difícil hacer que a un caballo esquilado tenga un pelo brillante. Pero lo que de verdad es la clave, para que brille, es la energía detrás de la rasqueta, ya que esto estimula el riego sanguíneo al pelo, quita el pelo muerto y crea un brillo sin igual.

En resumen, si preparamos al caballo con suficiente tiempo, proporcionando una nutrición adecuada y un entrenamiento correcto conseguiremos mejores resultados en concursos morfológicos y precios de venta más altos.

Texto: Coby Bolger, Horse1.

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